sábado, 11 de octubre de 2008

LO QUE SE VE POR LA TELE

Ayer viernes, después de cenar, estuvimos viendo David y yo un par de programas sobre los hijos. El primero era el de Cuatro sobre madres adolescentes y el segundo trataba sobre como cambia la vida cuando llega a una familia una pareja de gemelos (o trillizos, que también había).
Sobre el primero,



no mucho que decir, salvo que a una de las participantes da la sensación de que lo mejor que se puede hacer con ella es darla unos buenos azotes. Ella misma declaró en el primer programa que se quedó embarazada sabiendo lo que hacía (las demás han contado que fue por accidente) ya que sus otras tres amigas también se habían quedado embarazadas. Aquí se podría aplicar la consabida frase "Y si tus amigas se tiran por el puente ¿Tú también?". Pero ese no es el problema. Después de decir que fue una decisión consciente y asumida, da grima ver como trata a su niña. Me basta con recordar como en una ocasión la metía a la fuerza el biberón hasta que la pequeña vomitaba y entonces lo mandaba todo a la porra y la dejaba en la trona llena de vómito y de lágrimas de desconsuelo. Ya se sabe que dar de comer a un niño tan pequeño es un ejercicio de mucha paciencia (ya veremos cuando me toque a mí:-) en los que hay en ocasiones que emplear mil pequeños trucos y frases de ánimo. Incluso vi en una ocasión, en un escaparate, una cuchara en forma de avión para dar papillas. Así la frase "Uuuuuuuhh, que viene el avión" será totalmente real. Pero esta niña (porque sigue siendo casi una niña aunque ya sea madre) tiene mucho que aprender todavía sobre el cuidado y el cariño que necesita una criatura tan pequeña. No voy a meterme a dar consejos, porque cada uno hace lo que cree más conveniente con sus hijos y todos cometeremos mil errores al día con ellos, pero que si hace falta más paciencia y dulzura, eso lo tengo claro.
El segundo programa resultó bastante interesante. Sobre todo lo vi desde el punto de vista de que nos podía haber pasado a nosotros (tengo antecedentes de gemelos por ambas ramas de la familia y en la de David también ha habido algún caso). Mostraron, entre otras cosas, un parto por cesárea de gemelos y la vida diaria de una familia con cuatro hijos, de los cuales los tres pequeños eran trillizos. Me dio la sensación de que esta familia ya estaba muy bien organizada. Se pudieron ver imágenes de como les cambiaban la ropa (uno detrás de otro, en plan cadena de montaje) y como les daban de comer. Me gustó especialmente ver la hora de la papilla. La madre se sentó con un plato de puré frente a las tres tronas y con una cuchara iba por orden, una para cada uno y vuelta a empezar. Fijo que ella no tiene problemas de que sus hijos sean mañosos a la hora de la comida. Los tres deben pensar "Tate, tengo que compartir la comida con estos dos. Si me pongo a llorar de que no tengo ganas porque quiero juegos con la cuchara, estos se toman mi parte y yo me quedo sin comer. Mejor me dejo de tonterías y abro bien la boca." Desde luego yo lo pensaría así :-)
Pero hubo algo que nos dejó alucinados a David y a mí, y es que la madre contó que el primer año de vida de los trillizos ya había supuesto 6000 euros solo en pañales. Deben de tener muy buenos trabajos, porque eso no hay economía normal que lo resista. Se te va prácticamente la paga del gobierno solo en eso (y eso si la cobraron, que por la edad de los niños a lo mejor no llegaron por poco). Y nos pusimos a hacer cálculos. Ya sabéis que Alicia usa pañales lavables y yo los veo superprácticos. Encima economizas un montón. Pues multiplicamos por dos lo que nos costaron el pack de pañales de esta peque (serían 32 pañales, de sobra si pones lavadora diaria), le añadimos el comprar una secadora de ropa por eso de que a lo mejor viven en una zona muy húmeda y no viene mal tener la ropa lavada y seca en tres horas con tanto niño en casa, le sumamos el coste aproximado de jabón natural (el mejor para la ropa infantil y los pañales) y el de energía y agua consumidas por la lavadora y la secadora y nos dio un gasto de 1000-1200 euros el primer año. El segundo ya solo tienes que tener en cuenta el gasto de energía, agua y jabón (y con cuatro hijos que no me digan que no tienen que poner por obligación una lavadora casi diaria). Estos cálculos son bastante reales, ya que mis padres la tienen y le regalamos una a mi hermano cuando nació mi sobrina, así que conozco bien los precios. Incluso mis padres siguen insistiendo en que nos regalaban ellos una a nosotros, pero como la única opción de colocarla en mi casa iba a ser en medio del salón, no he aceptado (cosas de no tener precisamente un chalé de 250 metros cuadrados:-). Pero si que está claro que en estos tiempos donde nos preocupa tanto el ahorro y el medio ambiente, los pañales lavables pueden ser una opción muy razonable. Por lo menos desde mi punto de vista.

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