miércoles, 20 de enero de 2010

¿DESPERTADORES? ¿QUIEN LOS NECESITA?

Eso es lo que se piensa cuando se tiene un niño pequeño en casa. O al menos lo que pensamos nosotros, ya que Alicia se comporta como uno de esos pequeños cacharros odiados por la mayor parte de la humanidad que te recuerda que es hora de levantarte para ir a clase o al curro. El caso es que así como el despertador puedes apagarlo los fines de semana, festivos o vacaciones, no es posible hacerlo con una niña de 20 meses que nada más despertarse empieza "Mama, papa, papa, papa, mama, mama..." y así subiendo el tono hasta que uno de los dos la hace caso y la saca de la cuna para darla el desayuno, o por lo menos para jugar con ella. Los últimos sábados me he hecho la loca (si, lo confieso, tenía demasiado sueño) y al final ha sido David el que se ha levantado a las siete y media u ocho para darla la leche y estar con ella mientras yo dormía un poco más. Debo confesar que esta última etapa del embarazo me tiene bastante más cansada que cuando esperaba a Alicia, y a eso hay que sumarle que tengo bastante más barriguita que con ella, lo que me dificulta movimientos sobre todo cuando estoy recostada. Si a esto le sumamos tener que estar gran parte del día detrás de un bichín que no para quieto ni treinta segundos, creo que es normal el hecho de que haya veces que me da el sueño a las nueve de la noche:-)
Y para que nadie piense mal, los dos últimos domingos he sido yo la que se ha levantado con Alicia y hemos dejado a David dormir otro poco, que bastante madruga ya el pobre entre semana.

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